miércoles, 3 de febrero de 2016

ALTAR DEL INCIENSO



ALTAR DEL INCIENSO


I.       SUS MATERIALES Y SIGNIFICADOS:

“Harás asimismo un altar para quemar el incienso; de madera de acacia lo harás… Y lo cubrirás de oro puro, su cubierta, sus paredes en derredor y sus cuernos; y le harás en derredor una cornisa de oro. Le harás también dos anillos de oro debajo de su cornisa, a sus dos esquinas a ambos lados suyos, para meter las varas con que será llevado. Harás las varas de madera de acacia, y las cubrirás de oro”. Ex. 30: 1-5

A.    Madera de acacia y cubierto de oro.
Nota: la madera de acacia venía del desierto, de un árbol que florece mucho junto al agua, es una madera resistente, perdurable, la palabra hebrea traduce incorruptible, y simboliza la humanidad de Cristo, quien resistió las tentaciones y el dolor de nuestro juicio, y quien no tuvo pecado ni engaño en su boca.  El oro simboliza la divinidad (cinto de oro en el pecho de Jesús, la ciudad de oro…), la humanidad de Jesús cubierta de divinidad, Dios que se hizo hombre. 
      
B.     Tenía 2 anillos y 2 varas.
Las varas se introducían por los anillos para transportar el altar por el desierto, esto nos enseña que podemos levantar nuestra oración a Dios desde cualquier lugar y Él nos escuchará. 

II.       EL SUMO SACERDOTE OFRECÍA ALLÍ EL INCIENSO (V. 7-8):    

“Y Aarón quemará incienso aromático sobre él; cada mañana cuando aliste las lámparas lo quemará. Y cuando Aarón encienda las lámparas al anochecer, quemará el incienso; rito perpetuo delante de Jehová por vuestras generaciones”.

A.      Indica continua comunión con Dios.
   
B.       El incienso revela la entrega de Cristo a la total voluntad del Padre.
 “Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante” Ef. 5:2.

C.       El altar estaba ubicado junto al velo, antes de ingresar al lugar santísimo (v. 6).
El incienso es símbolo de nuestras oraciones: “y las copas de oro, llenas de incienso, que son las oraciones de los santos” (Ap. 5:8); entonces esto nos enseña que la oración nos coloca en la presencia de Dios.        


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