lunes, 1 de febrero de 2016

EL ALTAR DE BRONCE






EL ALTAR DE BRONCE


Éxodo 27:1-8; 40:6,10,29

El altar de bronce estaba construido de madera de acacia. La acacia era conocida por ser una madera incorruptible. Por esta razón muchos eruditos bíblicos plantean que esta madera es un tipo de la Humanidad de Cristo.
El altar era cuadrado y estaba recubierto de bronce. En cada una de las esquinas del altar había un cuerno recubierto de bronce. Estos servían para atar al animal que sería sacrificado. Esto nos recuerda la historia de Génesis 22:13.
Levítico 6:12-13 nos dice Dios encendió el fuego, y los hombres tenían que mantener el fuego encendido. Esto nos recuerda la parábola de las 10 vírgenes y la necesidad de mantener encendido el testimonio y no confiarnos.
Tenía una función única y simple, ser el lugar de sacrificio, y su ubicación era nada más cruzar la puerta del atrio, de manera que era lo primero que se encontraba al traspasarla. Esto indica que nada más comenzar a dar pasos hacia la presencia de Dios se nos recuerda lo que somos y lo que nos impide tener comunión con Dios: el pecado. Pero ese altar también nos proporciona la solución para tal problema. El altar de bronce nos recuerda de que en nuestra entrada a Dios lo primero es el reconocimiento y expiación de nuestro pecado.
Todos los sacrificios que se celebraron sobre ese altar son una alusión al sacrificio de Cristo, por el que nuestros pecados son expiados.
Entre los efectos de su sacrificio están los siguientes:
Sellado del pacto ((Mateo 26:28). Por el cual las promesas contenidas en el mismo son algo más que palabras, al haber habido muerte por medio para que fueran posibles.
Propiciación de Dios (Romanos 3:25). La propiciación es el acto por el cual la justicia de Dios queda satisfecha. Esa propiciación es doble: al proceder de una vida totalmente obediente a la ley de Dios y al efectuarse el castigo que la justicia demandaba sobre el pecado.
Justificación del pecador (Romanos 5:9). La justificación es la declaración forense por la cual Dios nos atribuye justicia sin obras. Una justicia que no es nuestra sino ajena, la de Jesucristo.
Reconciliación con Dios (Colosenses 1:20). La reconciliación es el acto por el cual nuestra relación rota con Dios queda restaurada, al haber él removido el obstáculo del pecado y al acercarnos nosotros en arrepentimiento y fe a él.
Redención del pecado (1 Pedro 1:18). La redención es el acto por el cual somos rescatados del dominio del pecado.
Expiación del pecado (Hebreos 2:17). La expiación es el acto por el cual la culpa del pecado es cancelada, al haberse efectuado una reparación por el mismo.
Santificación del pecador (Hebreos 13:12). La santificación es el acto por el cual quedamos apartados para Dios y su servicio.
Purificación del pecador (Apocalipsis 1:5). La purificación es el acto por el cual somos limpiados de la contaminación del pecado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario